konahrik__s_brawler_draugr_by_dwinnen-d5i0g05En la mitología nórdica se les consideraba seres no muertos, ya que habitaban las tumbas de los guerreros vikingos, utilizando sus cadáveres. Eran ambiciosos y por ellos utilizaban tumbas de grandes e importantes guerreros, ya que éstas eran las que mas tesoros contenían.

Se decía que gozaban de una fuerza sobrehumana y que podían modificar su tamaño siempre que quisieran, y su olor era inmundo por el deterioro del cuerpo. La habilidad para aumentar su tamaño se correspondía con su peso. Se decía que eran bastante pesados.

Poseían de igual manera poderes mágicos (llamados Trollskap) muy similares a los de las brujas y magos, algunos de ellos les otorgaban el cambio de forma, manejar el clima a voluntad y adivinar el futuro.

Podían transformarse en diversos seres entre los cuales estaban: las focas, un gran toro desollado, un caballo gris con el lomo partido, pero sin orejas o cola, y un gato el cual se tumbaba en el pecho de las víctimas y crecía y crecía hasta matarlos ahogados. También tenían el poder de interferir en los sueños de los vivos y maldecir a su víctima.

Tenían varias formas de acabar con la vida de la gente:

  • Tumbarse sobre ellas y crecer hasta ahogarlos por el peso
  • Comerse la carne de la persona o engullirlo de una vez estando en su tamaño máximo
  • Volviendo poco a poco loca a la persona
  • Bebiendo su sangre

Los animales que se alimentaban cerca de la tumba de un Draugr se volvían locos por la influencia de este y acababan muriendo.

Estos seres vivían en sus tumbas, pero salían en las noches para ver a los vivos, aunque estas visitas siempre presagiaban la muerte de una o varias personas.

Ciertos Draugr eran difíciles de matar ya que poseían la capacidad de la inmunidad ante ciertas armas y era necesario un héroe con la fuerza y el coraje suficientes para acabar con ellos.

La principal motivación de un Draugr era la codicia y los celos. La primera le llevaba a matar de manera muy cruel y sangrienta a todo aquel ladrón de tumbas que osase acercarse, pero la segunda le hacía ansiar todo lo que tuvo en vida.

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