Los Originales es una serie dirigida a un público más adulto que Vampire Diaries. Esta última comenzó de una forma que nos mostraba violencia y amor, conformando a vampiros realmente crueles, pero, al final, acabó centrándose en líos amorosos. Entonces surgió el Spin Off de Los Originales, que mantenían esa crueldad del principio de su antecesora, quizá incluso mejor.

(Click aquí si quieres conocer la historia antes de verla)

La historia se centra en los vampiros originales, creados con magia, y que sólo pueden ser asesinados por un arma hecha del roble blanco donde fueron creados.

La serie… es la puta hostia, hablando claro. Sus protagonistas son los «malos». Klaus, un híbrido entre vampiro y lobo, es feroz, salvaje, aunque mantiene su artista interior, y su parte tierna y sensible, reflejada en Hayley, una mujer lobo con la que va a tener una hija, fruto de una noche de pasión desenfrenada.

Luego tenemos a Elijah, elegante, noble, pero también guerrero cuando se mosquea. Y, finalmente, a Rebekah, que, aun con mil años, parece que tiene trece, porque no sabe ni lo que quiere y siempre está confusa.

La serie revela drama, violencia, amor (no tan empalagoso o cansino como Vampire Diaries), misterio, magia, y distintos seres mitológicos (vampiros, hombres lobo, brujas, etc…). La serie se centra en la búsqueda de poder para gobernar Nueva Orleans, dividida en varias secciones. Klaus quiere recuperar la ciudad que una vez le perteneció. Pues bien, no hay capítulo que aburra o deje indiferente. La tensión va creándose en el ambiente con, por lo general, un final sangriento. Mi personaje favorito es, sin duda, Klaus, una bestia sin, a primera vista, escrúpulos; solitario, oscuro, y con su toque romántico. Su vida humana estuvo marcada por la brutalidad de su padre, ya que no era hijo suyo, y estuvo maltratándolo y odiándolo desde que se enteró. Eso le dejó marcado, y sus traumas se ven reflejados en su día a día. Su hobby es la pintura, por lo general, bella y hermosa. Una vena sensible suya que no suele enseñar.

Una serie altamente recomendable. No me suele gustar la magia, porque les da coba a sacarse mil cosas de la manga, como en Vampire Diaries, pero aquí está bien traída y organizada.

La serie recibe un 8,9 de mi parte. Veremos si mantiene bien el ritmo o se degrada como la ya mencionada. Sus constantes disputas, sus tramas y dramas familiares, la constante lucha interna de cada personaje entre el bien y el mal. O el mal, y lo que hay más allá del mal.

La espera de una semana entre capítulo y capítulo merece, sin duda, la pena. Olé.

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