forseti

Era hijo de Balder y Nanna. Era el dios más sabio, más convincente y más bueno de todos. A su llegada en Asgard, los dioses le recibieron muy contentos y le dieron un puesto en el consejo siendo el patrono de la justicia y la rectitud y le asignaron como vivienda el castillo de Glitnir. Sus techos eran de plata, con pilares de oro, y brillaba tanto que podía verse desde muy lejos. Cada día se sentaba en su trono y resolvía cualquier problema entre los dioses y los humanos, escuchando sosegadamente a ambas partes para decidir qué hacer respecto a los problemas que le presentaban. Era tan justo en sus sentencias que nadie podía nunca encontrarle ningún fallo. Tenía tanta expresividad en todo lo que decía que siempre acababa llegando a los corazones de todos y conseguía reconciliar hasta a los peores enemigos. Todos los que habían estado en su presencia permanecían siempre en paz ya que nadie se atrevía a romper cualquier juramento hecho a este dios, ya que no querían ver su cólera y ser azotados por la muerte. Como el dios de la justicia siempre estaba presente en los juicios y asambleas judiciales, y todos los que le suplicaban si se lo merecían él no tenía problema en ayudarles.

Los Frisios nombraron a doce hombres para poder administrar la justicia en la tierra, los llamaron los Asegeir, crearon un código a base de leyes uniformes. Pero para recoger toda la información los ancianos decidieron embarcarse en un pequeño barco y así ir a un lugar donde poder deliberar en paz. Pero al poco de emprender el viaje se levantó tal tormenta que hizo que el barco se metiera en lo más profundo de la mar y perdieran la orientación. Tras ver que no sabían cómo volver y estaban agotados, decidieron invocar a Forseti, le rogaron ayuda para regresar a tierra. Tras acabar de rezar vieron que había un pasajero más con ellos que cogió el timón y les llevó en muy poco tiempo a una isla donde con señas les pidió que desembarcaran y estos así lo hicieron. Pero su sorpresa aún fue mayor cuando vieron al desconocido arrojar su hacha de guerra en el césped y de él salió un manantial de agua limpia de la cual se puso a beber y todos al verlo hicieron lo mismo. Tras ello se sentaron todos en un círculo asombrados por el desconocido ya que tenía rasgos muy similares a todos ellos y a la vez no se parecía en nada, pero el silencio se rompió en el momento que el desconocido comenzó a hablar primero en voz baja para ir siendo cada vez más firme, diciéndoles los diversos puntos de las leyes que ellos mismos habían recogido y reunido. Cuando acabó de hablar se desvaneció y todos recuperaron el habla aclamando que el mismísimo Forseti se les había aparecido y les había ayudado y entregado el código de leyes que desde ese momento los Frisios utilizarían. Por este hecho la isla pasó a ser sagrada y todo aquel que osase profanar con guerra o actos impuros podrían tener un castigo, un naufragio o una muerte segura. La isla paso a llamarse “tierra de Forseti” o Heligoland (tierra sagrada). Se celebraban muchas asambleas jurídicas en la isla y los juristas siempre bebían agua en honor a Forseti, las aguas del manantial pasaron a ser sagradas y los que bebían de él pasaban a ser santos y si el ganado bebía de ellas no se permitía matarlo. Forseti no es nombrado en la batalla final, por lo que no se sabe qué papel jugó en ella.

 

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