Empusa integra una raza de vampiros de la mitología griega, aunque su origen tal vez se encuentre en Fenicia.
Es hija de la diosa Hécate y Mormo. Se la representa como una mujer con patas de asno, ya que este animal era considerado un símbolo de lascivia y crueldad. La Empusa llevaba también calzados de bronce.
En realidad, la forma precisa de Empusa es tan variable dentro del mito y la literatura que resulta casi imposible encontrar una razón para sus formidables metamorfosis.
Cuando Empusa adopta la forma de una mujer lo hace con algunas deficiencias. Su aspecto es ciertamente atractivo. Es alta, de formas delicadas, sensuales, con profundos ojos verdes que parecen horadar los deseos más inconfesables de su presa. El problema radica en que Empusa no puede disimular su naturaleza infernal, en este caso, representada en la sólida pierna de bronce que se asoma debajo sus ropas.
Sus lugares favoritos para emboscar a los caminantes imprudentes eran las encrucijadas. Este dato nos hace pensar que el mito de Empusa se había vuelto irreconocible: Apolonio desenmascara a Empusa mediante la palabra, el razonamiento y la observación crítica, pero en la época de sus andanzas rurales bastaba un insulto apropiado para ahuyentarla. La Empusa es como las sirenas o las esfinges, una especie de espectro infernal relacionado con el mundo de los muertos. Puede transformarse a voluntad en diversos animales o en mujeres seductoras que chupan la sangre de los jóvenes para adquirir consistencia y vitalidad.

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