El Cihuateteo se decía que era una bruja vampira que se creo para ser la adalid de dos deidades lunares de la mitología azteca: los dioses Tezcatlipoca y Tlazolteotl. Mujeres de la nobleza embarazadas morían tras dar a luz y se decía que estas volvían a la vida como Cihuateteo que en Náhuatl significaba mujeres diosas. A las mujeres que morían se las honraba como heroínas ya que fueron reclamadas por el dios Cihuacóatl y eran enviadas directamente al inframundo. Pero no pasaba lo mismo con el Cihuateteo al que no tenían un gran aprecio. Al volver de entre los muertos estos seres tenían la piel pálida y arrugada con a cara y las manos cubiertas de ticit (un tipo de tiza) con un tupe de plumas, orejeras grandes y con ropas de tela rasgada, muy semejantes a los Lamia de la antigua Grecia o al Lansuyar de malasia. Siempre estaba al acecho de nuevas victimas y sus favoritas eran los niños, cuando se alimentaba de la gente no los mataba pero los dejaba paralizados y acababan muriendo tiempo después aparentemente por alguna enfermedad degenerativa. Cuentan algunas leyendas que algunos hombres decían que habían tenido relaciones con mujeres que se encontraban por los caminos en las noches y que las dejaban embarazadas, así creaban futuras criaturas vampíricas. Los aztecas encontraron la forma de protegerse de estos seres, les dejaban en los cruces de caminos jugosos alimentos, postres con formas normalmente de mariposa ya que sabían que les encantaban  y era una forma de mantenerlos satisfechos y que no mataran a sus hijos.

 

 

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