Esta criatura mítica en la cultura japonesa era quien devoraba los sueños de la gente, consiguiendo así calmar su apetito y salvar a la persona que estaba teniendo el sueño la pesadilla, pudiendo así dormir plácidamente. Cuando alguien se sobresaltaba por la noche, invocaba a esta criatura: «Baku kurae!», lo cual significa: «¡Devora, oh, Baku, el sueño malvado!». Repetían este conjuro tres veces para que el Baku apaciguase el terror, consiguiendo así que la desgracia acontecida en el sueño no llegase a producirse en la vida real.

También conocido como el Shirokina Katsukami o Hakutaku, tenía forma de animal fantástico, mas podía hablar con voz humana. Se especulaba que tenía semejanza a un tapir, aunque Lafcadio Hearn, de acuerdo a un libro viejo cuyo nombre no revela, afirma que tiene un cuerpo de caballo, el rostro de un león, trompa y colmillos de elefante, cola de vaca, frente de rinoceronte y pezuñas de tigre. Ya que es capaz de atravesar ventanas, se estima que su tamaño no es mayor que el de una cabra o perro.

En su origen, el cual se halla en la cultura china, sus funciones eran más variadas. Su imagen era un amuleto contra la peste y entidades malvadas, es por esa razón que era esculpida en las puertas o dibujada en cuadros para los hogares. Transcurrido el tiempo, se le asoció en sueños tenebrosos, consiguiendo adoración tanto por parte del pueblo como por la nobleza. Los pertenecientes a este rango social ponían su nombre en las almohadas de sus vástagos para que pudieran vivir sin miedo las pesadillas.

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