De acuerdo al Kojiki, uno de los libros más antiguos de la historia de Japón, en la leyenda de la creación de Japón, Izanagi e Izanami procrearon para tener hijos. Por desgracia, en el ritual Izanami fue quien saludó y tomó la iniciativa, es por eso que engendraron a un hijo imperfecto: Hiruko. Este chaval fue embarcado en un barco lleno de juncos, llevándoselo la corriente. Después de este nacimiento apareció otro hijo, de nombre Ahashima, aunque tampoco fue estimado como un hijo legítimo.

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