Se trata de espíritus de humanos codiciosos, egoístas o pecadores que son maldecidos después de fallecer para buscar y comer cadáveres de humanos. Realizan estas fechorías en la noche, buscando cadáveres de los recién fallecidos y tributos de comida dejadas para ellos. En ocasiones, despojan los cuerpos que comen para hallar objetos valiosos que utilizan para sobornar a los oficiales para que les dejen tranquilos y a su aire.
Parten para acechar en las noches con el propósito de profanar las tumbas y alimentarse de los cuerpos. Se trata de zombies, lo que es lo mismo, muertos vivientes.
Con frecuencia, se comenta que los jikininki son similares a los cadáveres que se descomponen, en ocasiones con características que los distinguen de los humanos tales como garras afiladas u ojos que brillan profundamente. Su aspecto es terrorífico, dejando petrificados por el miedo a quienes quiera que les vea. De una forma u otra, muchas historias les otorgan el poder de aparentar ser humanos de forma mágica, incluso de poder llevar una vida normal durante el día.
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