Los atributos de este dios son desconocidos, teniendo únicamente su nombre en una ara encontrada en el Monte Dobra. Si fuera asociado al dios de la guerra cántabro, se le habrían ofrecido sacrificios de humanos, de machos cabríos y caballos como nos relata Estrabón:

«A Ares sacrifican cabrones, y también cautivos y caballos; suelen hacer hecatombes de cada especie de víctima, al uso griego, y por decirlo a modo de Píndano: “inmolan todo un centenar”».