¿Qué decir de mi grupo favorito de música?

No sé cómo empezar, cualquier principio me parece malo para relatar lo que este dúo del pop rock español me hace sentir.

Verdadera poesía hecha música. Cada canción tiene un significado, tanto en la letra, como en la música. La voz de ensueño de Manolo junto a la melódica combinación de sonidos creados, en su mayoría, por Quimi, permiten la evasión de este mundo durante unos efímeros instantes. Mido los días por cuántas canciones de El Último de la Fila me quedan por escuchar, porque me acompañan constantemente, ya sea en un dispositivo de música, o en mi cabeza.

Y es que he llegado a tal punto en el que no puedo vivir sin escucharlos. Mi madre comenzó a ponerlos una y otra vez cuando yo era pequeñito, apenas unos tres, cuatro, cinco años tendría yo, cuando ella escuchaba repetidas veces en el reproductor de música el CD de Enemigos de lo Ajeno.
Y llegué a tenerles bastante manía, he de reconocer. Escucharlos siempre, cuando yo quería tener un momento de paz, o jugar tranquilamente con mis muñecos, y ahí empezaban a sonar los acordes de Insurrección, con la voz, no muy buena cuando canta, de mi madre acompañándolos. Pero un buen día dejó de escucharlos, y no supe de ellos en bastante tiempo.

Tiempo después, justo en mi primer desengaño amoroso, hará hoy ya unos cinco, casi seis, añazos, mi tío, queriéndome animar, me envió una canción hermosísima, titulada «No me acostumbro». Sí, recuerdos de mi infancia volvieron, me invadió en el pecho una añoranza por la mujer a la que amaba, y por la cual no era correspondido, ni lo fui nunca. Y, en el fondo, un horizonte incierto, el cual me instaba a seguir adelante, a no hundirme. Quizá fuese simplemente el fragmento de «antes del invierno estaré allí…», pero me hizo pensar en un futuro, y animarme.

Y ahí empezaron a surgir mis gustos musicales. El Último de la Fila, Michael Jackson, Pet Shop Boys, y millares de canciones de los 80 – 90, estadounidenses, inglesas, y alemanas, en su mayoría.

Pasaron otros años, en los cuales ni me acordé de este grupo, pero otro buen día, encontré una canción de ellos, creo que fue Aviones Plateados, y, de nuevo, recuerdos y más recuerdos. Pero ya no solamente eran recuerdos, ya las canciones tenían un significado. Ya estaba madurando en la vida como para que las letras de cada canción fuesen una etapa de mi vida. Ya no sólo me agradaba escuchar las canciones, sino que también me transportaban a mis sueños. Me sentía identificado con ellas, me derretían el alma, ¡me emocionaban hasta tal punto de llorar!

Y empecé mi primera relación, la cual fue bonita mientras duró, pero devastadora cuando mi amor se marchó. Me quedé solo, vacío, desamparado, y en lo único en lo que encontraba consuelo era en mi grupo favorito de música.

El Último de la Fila. Nunca podré expresar en palabras cuánto te agradezco todo lo que hiciste por mí, y todo lo que haces y harás. Algunas canciones actuales lo único bonito que tienen son la letra, la voz principal, y otras solamente el ritmo y la música. Pero vosotros… vosotros lo teníais todo. Verdadera poesía. Dos poetas juntos, dos verdaderos músicos juntos.

Y, ahora, voy a poner algunas de sus canciones, analizándolas desde mi punto de vista, interpretando las metáforas como yo las considero.
Y, para empezar, mi canción favorita. La canción más romántica que jamás haya encontrado.


«A veces escribo cartas para no sentirme atado, para no aferrarme a remilgos que yo quisiera abolidos de mi vida»

Como buen escritor, se desahoga escribiendo.

«En el remite soy un enigma. Espero siempre una respuesta para sentirme querido»

A pesar de escribir las cartas de forma anónima y de enviarlas, espera que le respondan, para llenar el vacío que lleva.

«Cartas que me dijesen cosas bonitas, como que vendrás a maullarme de contraseña en la madrugada»

En serio, ¿qué clase de mortal puede escribir algo tan precioso? ¿A quién puede ocurrírsele semejante frase?
¿Y a quién no le gustaría que la persona a la que ama venga a maullar bajo la ventana de su cuarto para saber que lo están esperando?

«¿Quién pudiese ingerir un fármaco precioso? Convertir en realidad todos esos sueños…»

Y ahí resume toda la canción. Todo son sueños. Le gustaría que se hicieran realidad, que fuesen reales, pero no lo son. Por mucho que escriba, ella no estará allí, no correrán juntos a la luz de los fulgores del alba. Ni harán cabañas en los árboles.

Ése es el verdadero significado del Romanticismo. Bueno, más bien Post-Romanticismo, pero, para mí, esta canción es mi favorita, y es la que más me identifica.

Drogas, algunos las usan para salir de fiesta, y, otros, para evadirse de la realidad. Yo no consumo, pero en ocasiones me siento tentado a hacerlo.

En fin, penurias aparte…

Como la Cabeza al Sombrero me parece el disco más nostálgico y melancólico que sacaron. Cada canción es un alimento para el alma. Por ejemplo:

Ésta es la primera canción del disco, la que inaugura todo el elenco con el que nos van a deleitar. Y ya la intro anuncia melancolía, nostalgia, pena, rememoración…
Y de eso trata la canción. «Dios de la Lluvia, devuélveme al ayer»
Se ampara bajo la protección tan solitaria y personal de la lluvia para hacer una introspección de su vida.
De aquel amor al que le gustaría recuperar…

Después, tenemos la increíble canción de Sara, con toques arabescos exóticos, sobre todo en su voz la última vez que la menciona.
«Hubo un tiempo en que sin quererlo nos llegamos a odiar como se odian dos animales, no dio para más»
Es inevitable llegar odiar a esa persona a la que amas en algún determinado momento de la vida, aunque sólo haya sido un breve instante.

Después tendríamos «En los Árboles», ya citada anteriormente. Y «Piedra Redonda»:

Una increíble canción de rock que refleja soledad en un mundo que no es más que una enorme Piedra Redonda. Pero eso a sus ojos, como bien diría en otra canción, (Mar Antiguo), no hay otros mundos, pero sí otros ojos.

La letra que más me llega de esta canción es:

«Como pájaro raro que llegó al festín de los monos»

¿Quién no se ha visto alguna vez como un extraño en una fiesta con amigos?

«Sólo el beso de tu voz en el alma»

Una metáfora que me estremece.

«Siempre estuve solo y siempre lo estaré»

Solos llegamos a este mundo, y solos nos iremos de él.

«Llévanos, aire del camino, hasta donde nadie nos pueda encontrar»

Es increíble el uso del pronombre «nos» en el último estribillo, cuando toda la canción estuvo pidiendo que lo llevase solamente a él. Resulta que no estaba tan solo como pensaba.
Una canción con mucho ritmo para bailar, y con una letra realmente profunda. El verdadero sello de El Último de la Fila.

Luego, lo sigue la canción «A veces se enciende», la cual tiene un buen ritmo, y remarco un par de frases de tal canción: «Deja que diga que no te pediré que me quieras mientras vivas, pero palabra de amor no daré».
Se conforma con que no lo ame, pero tampoco él le dirá que la ama. A veces solamente es el temor de decir «te amo» lo que nos cohíbe, porque esa frase implica una mayor entrega y responsabilidad.

La gran canción que da título al disco. Tiene mucho ritmo, tiene una gran letra, y una melodía profunda que me provoca escalofríos.

«Aunque haya océanos bullendo entre los dos, no has estado nunca a salvo. Me perteneces, no lo puedes evitar. Dime, aunque mientas, que vuelves.[…] Dame, aunque mientas, tu amor»

Es una atracción mutua que no pueden evitar, y, aquí, es donde le pide a ella que lo ame, que lo acepte para estar juntos, aunque todo sea una vil mentira, pero será suficiente para entregarse.

Y, por fin, llegamos a la obra culmen de este disco.

He llorado miles de veces escuchándola, a pesar de no sentirme identificado con ella. El timbre de voz, su tono, y, sobre todo, la música, cómo va incrementando, cómo se amolda a la situación, es una auténtica maravilla.

Las miles de metáforas de esta canción en la que habla sobre la mujer a la que ama, la cual está con otro hombre, y, por ello, está celoso.

He vivido esto, sí, pero la primera vez que la escuché me hizo llorar simplemente por el ritmo.
«Al saberte al alcance de sus besos bandoleros prendí hogueras que no supe mantener». En esa parte el teclado es soberbio, así como la voz de Manolo.
Esta canción me trae innumerables y gratos recuerdos, porque la escuchaba cuando no sufría, y me hacía sufrir al escucharla, postrándose mi alma ante la majestuosidad de semejante obra de arte.
Lo que más predomina en esta canción es la metáfora del fuego, del ardor que uno siente al sufrir celos de amor.
«Como barca en la mar, que encendida en brea, muge y zozobra…»
Maravilla, de verdad. Un auténtico regalo para el espíritu, para el oído, y para el corazón.

Y, sobre todo, el saber que ese hombre le va a hacer daño a la mujer a la que ama, e intentar aconsejarla, pero sentirse ignorado por ella.

¡Si es que cada canción es un amor entero!

Luego, podremos escuchar «Trabajo duro». Una gran canción dedicada al colectivo de los mineros, la cual te cautiva con su primera y última frase.

«A media noche despierto con la sensación de que he escuchado entre sueños tu voz»

Compagina la dureza de un trabajo con, también, el anhelo de estar con la mujer a la que quiere. La vida nunca es fácil. Sobre todo la entereza se rompe cuando su propio padre conoce la sensación de haber estado currando en la mina. ¡Por los obreros, y olé!

La intro arabesca con la guitarra, el consiguiente sonido del teclado emulando una gaita, la voz de Manolo, la iluminación, los frágiles globos flotando, y el misticismo que encierra la canción realmente enamora. Me encanta esta versión en directo, siendo una de sus canciones menos famosas, pero que, a mí, más me llega.
«Al viento le pregunté, y el silencio contestó»

«Llanto de Pasión, no recuerdo quién fue a la que tanto amé. Qué cansado que estoy. Recuerdos que al final son un cruce de caminos. – ¿Qué tal, Lico Manuel?, – ya ves. Vuelvo a donde empecé»

Esta canción tiene mucho ritmo, y trata sobre el recuerdo de la mujer a la que ama, pero a la cual acaba dejando ir. Toda la canción es un recuerdo de momentos vividos con ella, acompañados de la magnífica zampoña, aquélla que uno puede recordar también de la mítica canción «Llorando se fue», conocida como la «Lambada» en la versión en portugués.

Esta canción tiene algo que me provoca una sonrisa, y es: «Hace ya más de un mes, ahora mejor es olvidar». ¡Ojalá olvidar fuese tan fácil y rápido como hace parecer esa frase! A menos que «hace ya más de un mes» se refiera a años, que es lo que uno tarda en olvidar a alguien que ha amado realmente, si es que en verdad lo llega a olvidar.
En fin, este disco es un regalo para la humanidad, y estoy en un serio debate entre si es éste o Enemigos de lo Ajeno mi disco favorito de El Último de la Fila, aunque a la mayoría de la gente le parezca que es «Astronomía Razonable».

Parte 2

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