Su nombre era Fritz Haarmann era una persona de lo mas normal. Era hijo único, su padre tenia muy mal genio y era un borracho y su madre una mujer sumisa. Era soldado retirado del décimo batallón Jaeger.
Tuvo que dejar el ejercito por un rara enfermedad, aunque su hoja de servicio siempre fue perfecta. Monto una carnicería en la que vendía también delicatessen, aunque nadie se imaginaba lo «especiales» que esos platos era. Fritz Iba a la estación a buscar chicos jóvenes (veinte años como mucho) que vinieran en busca de trabajo y no tuvieran donde vivir. El llegaba y les ofrecía las dos cosas, al llegar a su casa les daba de comer en gran cantidad y después los mataba. Contaba con un cómplice para sus actos, Hans Grans, era unos años mas joven que el, este solía deshacerse de los cadáveres en algunas ocasiones y le acompañaba a buscar a los mejores muchachos en la estación. Aunque con el tiempo este hombre confeso que solo los elegía por la ropa que llevaban y así llenar su armario.
Durante el largo juicio Fritz confeso que lo que vendía a los clientes como Delicatessen, era carne humana y aseguraba que era tan deliciosa que ni el era capad de resistirse a comérsela. Confeso haber matado a veinticuatro chicos, pero la policía había sacado huesos del canal de detrás de la carnicería, de mas de cincuenta personas.
En los periódicos decían que cuando mataba se ponía en un estado de enajenación mental y que ni sabia lo que hacia. Pero el conto con mucho detalle que los inmovilizaba y así se podía inclinar y morderles en la garganta junto a la yugular. Por esa manera de matarlos es que le apodaron el vampiro.
El 16 de abril lo ejecutaron por sus crímenes y en los periódicos dieron la noticia, en la cual contaban con detalle la manera de matar de este hombre y los científicos alemanes al leerlo quisieron investigar su cerebro y por ello le fue extraído. El titular en los periódicos que dieron esa noticia decían » cerebro de vampiro»
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