Se trata de un anciano sentado en orillas del río Sanzu, en el inframundo.
Al llegar el alma de una persona adulta al río, Datsue-ba, una anciana, obliga a los pecadores a desnudarse y Keneō cuelga su ropa en una rama que está junto al río la cual, según su inclinación, refleja la seriedad de sus pecados. Dependiendo de cómo sean, la pareja imparte distintas condenas: por ejemplo a los ladrones, Datsu-ba les rompe los dedos y con Keneō, atan la cabeza del pecador a sus propios pies.
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