Estos seres pertenecen a las mitologías norteñas de Asturias, Cantabria y Galicia, siendo conocidos como: nuberos, nuberus, y ñuberus o nubeiros, de forma respectiva.
Son genios pequeñitos de rostro travieso y forma rechoncha. Montan sobre nubarrones, llevando la tormenta desde la montaña guiándola a su antojo, destrozando propiedades en pueblos y creando el caos con ello. Les encantan las noches de lluvias y tormentas.
Leyendas y creencias: Su diversión consiste en crear tormentas para asustar a animales y destruir las cosechas con el granizo. Para aplacar su daño, se encienden cirios para espantar las nubes y se hacen sonar campanas con el toque del «tente-nu», el cual alejaba a los malos espíritus.
Por su parte, en Galicia hay un cántico para espantarlos que va acompañado del tañido de las campanas de la iglesia, el cual es el siguiente:
Tocan los monjes la campana,
Para que huya el Nubero,
Bien ellos sudan… para llenar,
Para todo el año, el granero.
Los pescadores cántabros les tienen mucho respeto, pues cuando intentan salir a la mar, los Nuberos provocan galernas o tempestades que los fuerzan a volver al puerto con las manos vacías.