Es un duende malvado de manos alargadas y piel parda, de orejas puntiagudas. Lleva ropajes rojos y una boina en la cabeza.

Leyendas y creencias: Su mayor objetivo, siendo invisible, es el de tentar a jóvenes solas, bondadosas y rectas con caricias dadas con la raíz de una mandrágora, la cual siempre lleva consigo. La chica que vive este suceso cambia completamente su forma de actuar, pasando de un extremo a otro, volviéndose apasionadas y extrovertidas sexualmente. Es relacionado con la diablesa de la lujuria Masabakes. Se ha llegado a decir que es ésta quien le da las órdenes de dónde actuar y qué hacer. Por ello, cuando una mujer cambia de la noche a la mañana es común decir:

«¡Esa ya tropezó con el Tentirujo!».