De acuerdo al mito, los moros vencidos en la batalla de Covadonga buscaron cobijo por esta zona, Rionansa. Cuando todo el pueblo se encontraba en la misa los domingos, las mujeres bajaban a coger las boronas que estaban siendo cocidas.

Cuando las aldeanas se percataron, sustituyeron la comida por piedras llenas de ascuas. Las moras, al intentar recogerlas, se quemaron, gritando mientras huían:

«¡Peldá, peldá, peldá…!»