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Los Sátiros, son criaturas masculinas, las sátiras son una invención posterior de los poetas, que en la mitología griega acompañaban a Pan y Dioniso, vagando por bosques y montañas. En la mitología están a menudo relacionados con el apetito sexual, y los pintores de vasijas solían representarlos con erecciones perpetuas.
Los Sátiros, relacionados con las Ménades, forman el «cortejo dionisíaco» que acompaña al dios Dioniso. Pueden estar también asociados con el dios Pan. Algunas tradiciones consideran a Sileno padre de la tribu de los Sátiros. Los tres mayores de éstos, llamados Marón, Leneo y Astreo, eran iguales a su padre, y por ellos fueron también conocidos como Silenos. Según algunas versiones del mito, habrían sido ellos los padres de los Sátiros (de los que entonces sería Sileno su abuelo). Los tres estuvieron en el séquito de Dioniso cuando éste viajó a la India, y de hecho Astreo era el conductor de su carro.
Se les representa de varias formas; la más común (y básicamente romana) es la de una criatura mitad hombre mitad carnero, con orejas puntiagudas y cuernos en la cabeza, abundante cabellera, una nariz chata, cola de cabra y un priapismo permanente. A menudo llevan pieles de animales, de pantera (atributo de, Dioniso). Las representaciones romanas confundían a los Sátiros con los Faunos, quienes solían tener piernas de chivo. La confusión ha perdurado incluso en obras de arte contemporáneas, como el «Fauno danzante» de Lequesne, que es más bien un Sátiro.
Se les ha representado en varias edades de su vida. Los menores son llamados Satyrisci, y se los representa como graciosos jóvenes. Los Sátiros mayores se les representa como de una gran fealdad. Aparecen a menudo con una copa o un tirso en la mano, en actitud de bailar con las Ninfas, a las que a menudo persiguen.
Los Sátiros son criaturas alegres y pícaras, aunque su carácter desenfadado y festivo puede volverse peligroso e incluso violento. Como criaturas Dionisíacas, son amantes del vino, las mujeres y disfrutan de los placeres físicos. Bailan al son de aulos, címbalos, castañuelas y gaitas. Tienen un baile especial llamado Sikinnis. Debido a su gusto por el vino, a menudo aparecen sosteniendo copas y aparecen en la decoración de vasijas y vinajeras.

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En las fábulas, Fauno aparece como el tercero de los reyes del Lacio, hijo de Pico, nieto de Saturno, y padre de Latino con la Ninfa Marica (que también era a veces su madre). Como sus dos predecesores, Fauno había promovido la agricultura y la cría de ganado entre sus súbditos, y también se distinguió como cazador.
Fauno desempeña un papel muy prominente en la historia mítica del Lacio, pues, con independencia de lo que hizo por la agricultura, era considerado uno de los grandes fundadores de la religión del país, por lo que Lactancio le sitúa a la altura de Numa Pompilio. Tras su muerte fue elevado a la posición de deidad tutelar del país, por sus muchos servicios a la agricultura y la ganadería.
Existe la tradición de que Numa, mediante una estratagema, obligó a Pico y a su hijo Fauno a revelarle el secreto de invocar el relámpago desde el cielo y de purificar las cosas golpeándolas con el rayo.
Fauno fue adorado en dos roles diferentes: como el dios de los campos y los pastores, y como una divinidad oracular y profética. Como deidad rústica, era un espíritu bueno del bosque, las llanuras y los campos, y cuando hacía fértil al ganado se le llamaba Inuo (Innuus).
Como dios profético, llamado por el nombre de Fatuo (Fatuus), se creía que revelaba el futuro al hombre parte en sueños y parte mediante voces de origen desconocido, que eran comunicados a quienes iban a dormir en sus recintos, tumbándose sobre el vellón de los corderos sacrificados. Las faunas,mujeres o hijas de los faunos, se decía que daban sus oráculos en verso Saturniano, de lo que quizá pueda inferirse que existieron en el Lacio colecciones de oráculos en esta métrica. Debido a la forma en que daba sus oráculos, se consideraba a Fauno el autor de apariciones espectrales y sonido terroríficos y por tanto se le describía como un dios lascivo y voluptuoso, que moraba en los bosques y era aficionado a las Ninfas.

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