El polvo de ángel (fenciclidina o arilciclohexilamina) es una droga sintética alucinógena que tuvo su origen como anestésico. Se suele presentar como un polvo cristalino blancuzco, que se disuelve en agua o alcohol,  con un sabor amargo característico, aunque también se inhala, fuma e inyecta. Otras formas de presentarse son en  comprimidos, tabletas, cápsulas o líquido.

Se desarrolló para uso veterinario y llegó a usarse en medicina, pero se descubrieron efectos secundarios tales como reacciones violentas y alucinaciones en los pacientes y se retiró por los años 60. Pasó a sintetizarse en laboratorios clandestinos y a comercializarse en el mercado negro y pronto empezó a extenderse para uso recreativo.

Produce dependencia con facilidad ya que es una sustancia muy adictiva. También desarrolla tolerancia.

La fenciclidina es una neurotoxina. Es más tóxica que otras drogas disociativas y su toxicidad es más compleja. Los daños afectan diferentes partes del cerebro y probablemente afecten sistemas receptores diversos.

Hay que tener en cuenta que no se debe de mezclar con otras sustancias psicotrópicas porque los efectos se pueden agravar.

Efectos

Surgen a los 5 minutos de haberse consumido, llegando a su punto más álgido a los 30 minutos. Los efectos son bastante impredecibles, por tanto, hay que ser precavido y tomarla en cantidades pequeñas. Sus efectos dependen de las dosis consumidas.

En dosis bajas:

– La sensación está a medio camino entre la euforia y la sedación.

– La mirada se vuelve fija, pueden producirse movimientos oculares   involuntarios rápidos y un caminar exagerado.

– Puede producir bien estar, paz interior y despertar la sensualidad. Pero también puede darte malos rollos.

– También puede elevar la temperatura corporal, de hecho, mucha gente bajo la influencia de PCP se quita la ropa desesperadamente.

– No es extraño padecer diarrea después de haber consumido.

En dosis medias:

Afecta a la percepción y a la capacidad de integrar los estímulos sensoriales, sobre todo el tacto.

– Puede llevar a la desorientación, la distorsión de la imagen corporal y la despersonalización.

– Es frecuente el enfado, una actitud violenta y conseguir proezas de fuerza poco comunes.

– Como en otras drogas, el entumecimiento, la mala cordinación de los músculos, el vértigo y la taquicardia son habituales.

En dosis altas:

– Reducen la tensión arterial, el pulso y la respiración.

– Puede acompañarse de nauseas, vómitos, tremendas alucinaciones o psicosis esquizofrénicas.

– Puede desencadenar alucinaciones que en algunos casos serán agradables y en otros terroríficas (lo que se conoce como ‘mal viaje’). En los peores casos puede inducir a convulsiones, coma o muerte.

Efectos secundarios

Los riesgos de su consumo prolongado son en boca de quienes lo han sufrido encontrarse como “cristalizados”, con el pensamiento embotado, con pérdidas de memoria, disminución de reflejos, dificultad para hablar y pensar, pérdida de peso, depresión, dificultades de concentración y  trastornos emocionales.