Una droga psicodélica es una sustancia cuya función es modificar la percepción y la forma de pensar, llegando a causar alucinaciones. La etimología de la palabra proviene de las palabras griegas psijí, «alma» y dileín «a manifestar», pudiendo entonces leer la interpretación de palabra como «manifestación del alma». Estas drogas tienen la capacidad de desarrollar potencial oculto en la mente. Otro tipo de nombres que se les dan a estas drogas son: drogas alucinógenas, drogas de poder, psicodislépticos…

Los alucinógenos son psicotrópicos que quedan clasificados como psicodislepsicos, son por lo tanto, capaces de provocar cambios en las sensaciones, en el pensamiento, en la auto-conciencia y en la emoción. Se puede decir que todos los alucinógenos de carácter toxicológico social pertenecen al reino vegetal, siendo innumerables las sustancias vegetales que contienen principios alucinógenos. Algunos de ellos son: las setas, la mezcalina, el LSD, el peyote, la salvia y el DMT.

Las drogas psicodélicas forman parte de una clase de sustancias farmacológicamente activas corrientemente conocidas como alucinógenas, que incluye otros grupos como las drogas disociativas o las delirogénicas. A diferencia de otras drogas psicoactivas como los estimulantes y los opioides, los psicodélicos no se limitan a inducir estados de ánimo ordinarios, sino que más bien provocan estados cualitativamente diferentes. La experiencia es a menudo comparada con estados como el trance, la meditación y los sueños.