Se trata de un espíritu en la mitología japonesa que habita en un árbol (de forma parecida a las dríades en Grecia). De la misma manera, también se conoce como kodama al árbol donde reside uno de los espíritus.
Generalmente, poseen aspecto humano y cada uno de ellos es único tanto en apariencia como en su personalidad. También pueden adoptar formas que no sean humanas, ya sea como algo bello o terrorífico a su voluntad, aunque muchos de ellos suelen aparecer con un aspecto adorable. Sus cuerpos son medio traslúcidos, de color verde o blanco pálido, y su estatura es diminuta.
Se dice que se trata de los espíritus de los árboles sin representar a un árbol en concreto. En cambio, a algunos se les asocia a un árbol en particular. Se piensa que los kodama pueden mudarse de un árbol a otro o renacer a través de su semilla.
Los kodama sienten decepción y un disgusto profundo por los que no son respetuosos con el medio ambiente. Si se corta un árbol de forma irresponsable, pueden llegar a vengarse. Casi todos ellos son pacíficos y tranquilos, disfrutando por compartir su experiencia y sabiduría con los que saben comunicarse con ellos. A su vez, poseen una fuerza extraordinaria gracias a su larga vida y su sintonización con el mundo y su energía, superando la comprensión de otros tantos animales.
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