Se trata de la aparición del alma de una persona que está viva pero que la ha separado de su cuerpo.
De forma tradicional, si una persona siente demasiado rencor con otra persona, se piensa que su alma, o al menos una parte de ella, abandona su cuerpo de forma temporal para presentarse donde la persona que odia con el propósito de maldecirlo o causarle perjuicios.
A su vez, se considera que las almas son capaces de abandonar su cuerpo cuando éste se halla enfermo o en estado de coma. Estos Ikiryō no son malvados.
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