0e58ac68e0a078597c34d9adad57d1c0Se trata de una mujer anciana sentada a las orillas del río Senzu, encontrado en el Reino de los Narakas (el cual es el infierno budista). En este río se ocupa de dos tareas. La primera, desgarraba las almas de los pecadores que llegaban al infierno a través del río, quedando las almas inocentes impunes de su salvajismo, cruzando con comodidad un puente.

Según el folclor budista japonés (especialmente de sectas de orígenes puramente japonesas), cuando un niño fallece su alma tiene que atravesar el río Sanzu.

De forma tradicional se piensa que cuando alguien fallece, puede atravesar el río en tres puntos distintos, dependiendo de cómo haya vivido su vida. Debido a que los niños no vivieron apenas experiencias, no son capaces de cruzar el río. Es por ello que a orillas del río, el alma del niño se topa con Datsue-ba. Ésta lo desnuda y le da el consejo de amontonar piedras para poder subir y así llegar hasta el paraíso. Sin embargo, cuando este montón de piedras comienza a alcanzar una altura suficiente, los demonios del infierno tratan de destruirlo. El Bodhisattva Jizō rescata a estas almas que se encuentran eternamente construyendo montículos de piedra ocultándolos entre sus ropas.

Cuando se trata del alma de un adulto, Datsue-ba fuerza al pecador a desnudarse y el anciano Keneō cuelga las ropas de forma que sea capaz de valorar la seriedad de los pecados. Si el pecador aparece desnudo, Datsu-ba los desuella. Hay varios castigos distintos. Un ejemplo es que a los ladrones, Datsu-ba les rompe los dedos y junto a su compañero atan sus cabezas a sus propios pies.

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