En Cantabria, Halloween es celebrado desde hace mucho tiempo. Hoy en día se piensa que la tradición viene de Estados Unidos, pero no es así.
Los celtas, en la antigüedad, cuando llegaba finales de octubre celebraban una fiesta para honrar el fin de la cosecha, llamada «Samhain» que en gaélico significa: «el fin de la cosecha / fin del verano».
La fiesta se celebraba junto al momento en el que se revisaban los suministros para el invierno, pues desde este día los días se acortaban y las noches se alargaban. Esta noche era en la que el mundo de los vivos y de los muertos estaba más en comunión que nunca. Se abrían las puertas del inframundo, pudiendo así comunicarse vivos y muertos. El fuego, junto a las máscaras, espantaban a los espíritus malvados.
También era la celebración que daba la bienvenida al Año Nuevo Celta. Aparte de prender las hogueras, se dejaban comida y dulces fuera de las casas, prendiéndose también velas para ayudar a las almas de los muertos encontrar su camino hacia la luz.
Por otra parte, los druidas ahuyentaban a los espíritus malignos pintándose la cara de forma siniestra o usando máscaras terroríficas, vistiéndose con pieles de animales y saliendo de noche.
Con todos los cambios que supuso la romanización de los pueblos y culturas, la tradición Samhain logró mantenerse en muchos pueblos célticos de Europa, destacando en Irlanda.
Hoy en día, a Samhain se le conoce como Halloween a cuenta de la divulgación propulsada por el cine de Estados Unidos durante los 80. El nombre se debe a su cristianización, «All Hallow’s Eve», el día de «Todos los santos».
Por ello, paulatinamente la tradición ancestral de origen celta vuelve a celebrarse en algunos países de Europa.