La isla de la Horadada es un pequeño islote que se encuentra al principio de la bahía de Santander, enfrente de la playa de nombre «los Bikinis». Sobre ella se sitúa un faro que a día de hoy sigue funcionando.

A cuenta de un temporal, el arco que la caracterizaba y le daba nombre sufrió un derrumbe el 19 de enero del 2005. Quisieron reconstruirlo pero se abstuvieron debido a su coste, unos 300.000 euros.

Se puede acceder a ella a nado desde la playa de los Bikinis, y se puede subir a ella gracias a unas escaleras que fueron creadas de forma artificial.

Según dice la leyenda, cuando decapitaron a San Emeterio y San Celedonio, quienes son patrones de Santander así como mártires cristianos, arrojaron sus cabezas al Ebro y, después de un viaje dentro de una caja a través del Mediterráneo e incluso el Atlántico, llegaron a la bahía golpeándose el cajón de madera en esta isla, dándole entonces la forma de arco y siendo nombrados patrones de la ciudad, siendo las cabezas guardadas en un monasterio que fue fundado tras ese suceso, convirtiéndose después en la Abadía de los Cuerpos Santos y, finalmente, en la Catedral de Santander. A día de hoy se les sigue honrando y se les representa en el escudo de la ciudad.