El hachís está compuesto de las resinas comprimidas de la planta del cannabis. Puede ser extraído de la planta a través de procesos químicos o por medios mecánicos que quitan la resina desde el exterior de las yemas de la marihuana. Se vende en bloques comprimidos, pelotas o ladrillos, y en el momento de llegar al consumidor, pueden ser pequeños cuadrados envueltos en papel de aluminio.
El hachís es adictivo, como lo es el cannabis. La adicción se presenta según pasa el tiempo y se emplea energía en adquirir y consumir la droga o en recuperarse de su consumo a pesar del daño que está haciendo los objetivos de uno, a las relaciones, a la situación legal, a la salud, a las finanzas o a la vida en general.
El hachís puede ser muy adictivo tanto psicológicamente como físicamente. Lo que se quiere decir con eso es que una persona depende de la forma en que eso le hace sentir. Él lo usa para aliviar el estrés o para eliminar la necesidad de abordar los problemas de la vida real. En cambio, sólo pueden disfrutar de la euforia, de la somnolencia y de la relajación.
Se consume pulverizado y mezclado con tabaco, liando posteriormente cigarrillos (porro, canuto, trócalo, petardo, etc.). Los útiles son el papel de fumar y las pipas. Una vez pulverizado el hachís para confeccionar el “porro” se utiliza, generalmente, un filtro de cigarrillo de tabaco, o bien un cartón duro para añadirlo al extremo del mismo, con la finalidad de apurar al máximo todo el “porro”. Las pipas (hachischeros) se clasifican por su forma y tamaño en las siguientes:
– Largas: las hay de hasta un metro de longitud, aunque generalmente suelen tener 40 centímetros y constan de dos piezas que se ensamblan, sibisi y cazoleta donde se quema el hachisch scaf.
– Cortas: de apenas 10 centímetros de longitud, confeccionadas a veces de forma rudimentaria con papel de aluminio.
– Arguillas: unas de uso individual y otras de uso colectivo. Es un recipiente en el que en la parte superior se coloca el hachís. A un costado de la arguilla se acopla la pipa para aspirar. El humo de la combustión se canaliza por un tubo vertical y toma contacto con un líquido para suavizar los efectos del humo en la garganta. Las de uso colectivo constan de varias pipas.
También se puede ingerir mezclado con miel o mantequilla.
Se puede Detectar en la orina, veinte días en uso ocasional y hasta 80 días en uso continuado o crónico.
Estudios demuestran que el consumo crónico de la droga parece correlacionarse con una psicopatología manifiesta. Los que abusan del cannabis son psicológicamente similares a los que abusan de otras drogas.
En estudios con consumidores regulares de cannabis, éstos han manifestado desajustes en el trabajo y una incapacidad autorreconocida para enfrentar nuevos problemas. Además, se observó en ellos mayor hostilidad hacia sus padres, más casos de depresión y un grado mayor de ansiedad que los consumidores casuales.
Efectos de su consumo
Los efectos son de rápida aparición y varían según la dosis, el tipo de cannabis y el estado anímico y físico del individuo que la consuma.
Sus efectos son bastante rápidos y dependen, al igual que el resto de las drogas, no sólo de la calidad y cantidad ingerida, sino de la predisposición de ánimo y medio en donde se encuentra.
Parece ser que los principios activos de la planta (THC) entran rápidamente en el sistema circulatorio sanguíneo, empezándose a sentir los efectos a los 15 minutos y permaneciendo los mismos de 2 a 4 horas.
Efectos inmediatos
– En dosis sociales (1 o 2 cigarrillos): sensación de creciente bienestar, alegría. Siguen un estado de despreocupación y relajamiento; potenciación del oído y demás sentidos corporales. Sensación de apetito. Sus efectos son parecidos a un par de copas de alcohol. El individuo se “abre” a las sugerencias de otras personas.
– En dosis más altas: en general los efectos son los mismos que los descritos en el párrafo anterior, pero más intensificados. Empiezan las sensaciones anormales que cambian velozmente, el individuo comienza a perder la atención. Se suceden ideas fantásticas, pérdida de la memoria inmediata, pensamientos interrumpidos, asociaciones mentales desordenadas y pérdida del sentido de la propia identidad. Puede ya dar lugar a pánico y ansiedad si el individuo está poco habituado a esta droga
– Dosis muy altas: distorsiones de la imagen corporal. Fantasía manifiesta y alucinaciones que llegan hasta la psicosis mental. Esta es la razón por la que esta droga sea catalogada entre los alucinógenos.
Efectos a largo plazo
Destaca el muy discutido «síndrome amotivacional» (disminución de la iniciativa personal), unido a una frecuente baja de la capacidad de concentración y memorización.
Puede, asimismo, causar alteraciones en los sistemas reproductores masculino y femenino (infertilidad, por ejemplo) e inmunológico, y como el THC atraviesa la barrera placentaria y mamaria, su consumo supone un riesgo para el feto tanto durante el embarazo como en la lactancia.
Puede generar tolerancia y dependencia, con el consecuente síndrome de abstinencia en caso de que se suspenda bruscamente el uso de la droga. Esto deviene en ansiedad, insomnio, irritabilidad, depresión y anorexia, entre otros síntomas.
También crea una dependencia psicológica.
Efectos en el embarazo
Las mujeres que son consumidores crónicos de hachís durante el embarazo tienen un número mayor de lo normal de bebés muertos al nacer y de una terminación temprana de su embarazo. Un mayor número de bebés de mujeres que consumen cannabis mueren en los primeros días después de nacer, aunque las causas de este efecto aún no se conocen.
En la actualidad también empieza a parecer que el consumo de cannabis por cualquiera de los padres lleva a defectos de nacimiento específicos en las manos o en los pies del bebé. Los padres que consumen cannabis también tienen con mayor frecuencia bebés con bajo peso.
Efectos físicos y mentales
El consumo del hachis tiene varios efectos en la salud.
Efectos físicos
– Ritmo cardiaco y presión sanguínea: Produce aumento temporal de la frecuencia cardiaca según la dosis usada. El consumo de cannabis puede ser peligroso para aquellos que padecen hipertensión, enfermedades cerebrovasculares y arteriosclerosis coronaria (linkear al glosario).
– Congestión de la conjuntiva: Con la ingestión e inhalación de cannabis se produce un enrojecimiento de los ojos debido a la dilatación de los vasos sanguíneos del globo ocular.
– Desempeño sicomotor: Puede producir temblores e inestabilidad si el fumador se encuentra de pie. Dificulta el desempeño ante tareas complejas. El consumidor de hachís tiene incapacidad de prestar atención constante y de asimilar complejos procesos de información. Se dificulta el manejo de automóviles, pilotaje de aviones y la operación de otras máquinas. Estas deficiencias pueden durar hasta 10 horas después de iniciados los efectos del cannabis.
– Efectos respiratorios: El cannabis, ya sea como marihuana o hachís, contiene tanto alquitrán como el tabaco. Los fumadores de cannabis desarrollan una menor capacidad de difusión pulmonar y un flujo respiratorio forzado (expulsa el aire de los pulmones con dificultad), puesto que inhalan muy profundamente, retienen el humo en sus pulmones por un período más largo de tiempo y fuman el cigarrillo completo. Además, el humo no es filtrado.
Su uso crónico está relacionado con la aparición de bronquitis, asma y sinusitis. Asimismo, hay evidencia de que el humo del cannabis y sus residuos contienen sustancias carcinógenas relacionadas con cambios celulares malignos en el tejido pulmonar.
Efectos mentales
Esta droga actúa sobre la corteza cerebral, principalmente en las áreas que controlan la movilidad de los miembros, órganos sensoriales y el comportamiento.
Entre los tipos específicos de desempeño psicológico que se afectan por su consumo, se incluyen:
– La sustitución de dígito-símbolos (cambio de significados del entorno),
– Unión de dígitos, sustracción serial (incapacidad de seguir una secuencia lógica),
– Comprensión de lectura y aumento de la percepción del tiempo.
Mientras más compleja, menos familiar y más difícil sea la tarea, peor será el desempeño. También se altera la percepción de la visión, el sonido y el tacto; afecta el estado de ánimo y la interacción social.
El mecanismo de acción al llegar al cerebro se sabe que es similar al de la marihuana.
Efectos secundarios
En el caso del hachís, los efectos secundarios indeseables incluyen:
- Desorientación
- Problemas de aprendizaje
- Emociones fluctuantes
- Embotamiento de la atención a pesar de que la persona siente que él o ella tiene una visión especial
- Episodios psicóticos
- Fatiga
- Paranoia
- Reducción de la coordinación
- Daño pulmonar incluyendo bronquitis, tos y congestión por fumar
Si los consumidores de hachís consumen demasiada cantidad de la droga, pueden sufrir de ansiedad o pánico, paranoia, de una sedación profunda que resulta en una incapacidad para moverse, confusión y distorsiones desagradables en sus percepciones de sus propios cuerpos.