Lophophora williamsii, comúnmente llamada peyote, es una especie perteneciente a la familia Cactaceae. Es endémica de México. Se encuentra únicamente en las regiones desérticas de los estados de Chihuahua, Durango, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí, y ocasionalmente en algunas áreas de Querétaro y Zacatecas. Es muy conocida por sus alcaloides psicoactivos, entre ellos la mescalina, principal sustancia responsable de sus efectos psicodélicos. Posee una larga tradición de uso tanto medicinal como ritual entre los indígenas americanos y está extendida mundialmente como enteógeno y complemento de diversas prácticas, entre las que se encuentran la meditación y la psicoterapia psicodélica.
El peyote normalmente se come crudo, aunque también se puede mezclar con fruta y ser comido, o bebido en té o infusión. Pueden ser ingeridos frescos o en su defecto secos para un uso posterior. La dosis estándar es de dos a tres peyotes medianos o grandes.
No hay un modo predecible para estimar la cantidad de mezcalina que contiene cada peyote. La cantidad es determinada por la variedad, el tamaño y la edad del vegetal.
Es mejor comenzar con una pequeña cantidad antes de decidir incrementar la dosis y así prevenir un “viaje” demasiado fuerte.
La tolerancia es prácticamente nula si las dosis se espacian un mes como mínimo. Sólo tras años o décadas de administraciones mensuales o quincenales, la dosis puede doblarse o triplicarse. No hay indicios de que el consumo de peyote genere adicción física o psicológica.
Efectos
Los efectos del peyote duran entre 10 horas y 3 días.
Algunos de sus efectos son:
– Provoca alteraciones en la conciencia y en la percepción, principalmente a nivel visual.
– La experiencia depende bastante de cada consumidor, pero muchos hablan de alucinaciones con figuras geométricas.
– Con el peyote, se habla mucho de la experiencia mística.
– A nivel físico, aumenta el ritmo cardiaco y respiratorio y las pupilas se dilatan de una forma extraordinaria.
– Ocasionalmente se experimentan náuseas y vómito.
Los usuarios reportan que la experiencia con peyote es más “celeste” que con otros psicodélicos, incrementando la conciencia emocional y causando menor confusión psicológica.
Muchos usuarios encuentran la experiencia con peyote como significativamente espiritual mientras que otros la encuentran aterradora.
Efectos secundarios
El peyote puede afectar el juicio, los usuarios a veces tienen “malos viajes”, que pueden incluir confusión, ansiedad y pánico. En raras ocasiones, los usuarios pueden experimentar episodios recurrentes de ansiedad y pánico (flashbacks, semansas o meses después de la experiencia de “mal viaje”). En algunos casos al igual que todos los alucinógenos, puede causar desórdenes mentales y causar síntomas esquizofrénicos en personas con una predisposición a cuadros psicóticos. Entre los efectos físicos que puede ocasionar diferenciamos:
– Náuseas.
– Sensación de aumento del pulso (también la presión sanguínea).
– Exceso de saliva.
– Dilatación de las pupilas.
– Taquicardia
– Sudoración.
– Palpitaciones.
– Visión borrosa.
– Temblores.
– Incoordinación.
Consejos a la hora de consumir peyote
– No hay que mezclar con otras sustancias.
– Los efectos son impredecibles, así que es mejor consumirlo en compañía.
– Evidentemente, no se conduce bajo los efectos del peyote.
– ¡Cuidado! Hay místicos que recomiendan tomarlo en ayuno porque “purga el cuerpo y centra el alma”, pero no es muy aconsejable, sobre todo, para una primera toma. Los efectos son mucho más bestias.
– Si alguien se ralla, tranquilizarlo es fundamental. Hay que hacerle entender que lo que le pasa es consecuencia de lo que ha tomado y que los efectos irán desapareciendo.