Un faraón y su mujer no eran capaces de conseguir tener hijos, por lo que no dejaban de suplicar a los dioses con la bendición de vástagos. Finalmente, les llegó contestación, apareciendo las 7 Hathores, advirtiéndoles a los padres cuál sería el destino de su hijo, el cual era ser asesinado por un perro, una serpiente o un cocodrilo.

Después de oír esto, el faraón mandó construir un palacio en mitad del desierto, aislándose del mundo para evitar la tragedia, creciendo allí su hijo. El niño, cuando creció, logró convencer a su padre de adoptar un cachorro. El faraón aceptó, pues pensó que un cachorro no conseguiría lastimarlo.

Los años transcurrieron, y el joven, sin ser capaz de aguantar la soledad, se escapó junto a su perro a una ciudad cercana, donde vivía una princesa encarcelada en una torre, la cual se casaría con el audaz que lograse llegar hasta la cima de la torre. Cuando supo de esto, el príncipe no dudó y después de unos cuantos intentos, consiguió llegar hasta arriba, siéndole concedida la mano de la princesa. En la noche de bodas, el príncipe le contó a su esposa qué destino le habían vaticinado las Hathores. Cuando su esposa lo oyó, le prometió defenderlo de tales peligros.

Continuaron con sus vidas hasta que un fatídico día, la princesa advirtió a una serpiente escalando por su cama. Entonces, la mujer le dio un golpe y después fue devorada por el perro. Gracias a esto, parecía haberle salvado la vida a su marido. Sin embargo, con el transcurrir de los días, el perro comenzó a comportarse de forma agresiva. En uno de esos momentos, atacó al príncipe, quien saltó a un río donde se topó con un cocodrilo que también lo atacó. Gracias a su habilidad y agilidad, lo esquivó, pudiendo sobrevivir. Después de volver a casa se lo dijo a su esposa, celebrando haber salido victoriosos al destino. Sin embargo, el perro volvió a ponerse agresivo y lo atacó, obligando al joven a matar a su amigo. Cuando lo hizo, de su interior surgió la serpiente, quien se lanzó a por el muchacho y lo mordió, provocándole la fatídica muerte que tanto quisieron evitarle.