Este es el nombre que Heródoto, historiador griego, denominó a un tipo de escultura egipcia la cual interpreta el cuerpo de un león con la cara de un humano. La etimología se debe a la Esfinge de los mitos griegos, un león alado con cara de mujer.
El nombre que le pusieron los egipcios es «hu», cuyo significado es «guardián, vigilante». A su vez, lo llamaron «Sheps-anj», es decir, «imagen viviente». El león representaba la fuerza del dios Ra; es por esta razón que unir el cuerpo de un león con la cabeza de un humano era símbolo de la fuerza del animal y la inteligencia de la persona, lo cual resultaba en el poder de un dios; poder también asignado a sus descendientes, los faraones. Cuando llevaba el nombre de «Har-em-ajet» (Harmajis), el “Horus que está en el ajet”, la androesfinge también era representación del Sol al posicionarse sobre las regiones que distancian el cielo de día con el cielo de la noche.
La androesfinge más conocida es la Gran Esfinge de Guiza, la cual simula estar vigilando la necrópolis de Guiza así como las grandes pirámides. Se construyó bajo mandato de Kefrén (c. 2600 a. C.), faraón vástago de Keops, y los egiptólogos consideran que la escultura es una representación suya.