De veinticinco años que llevo a mis espaldas, veinticuatro los he pasado viendo a los perros como lo que son: perros. No fue hasta el último año en el que empecé a verlos como un compañero, como un amigo, como un miembro más de la familia. Y no fue hasta hace poco que empecé a amarlos. Pero lo que siempre he tenido claro en toda mi vida es que un perro es como es por cómo su manada lo trate. Y en esta sociedad, su manada somos nosotros.

Si su manada es agresiva, el perro será agresivo. Si su manada es cariñosa, el perro será cariñoso. Siempre habrá excepciones, como en toda la extensa naturaleza, pero rara vez.

Educar a un perro es igual que educar a un hijo. Dependiendo de cómo le enseñes, él responderá. Ellos captan nuestra energía, nuestra forma de ser. Si eres un maltratador y lo golpeas, le enseñas que la forma de actuar es mediante la violencia. Si eres paciente y desvías su comportamiento a uno más pasivo y tranquilo, aprenderá que la respuesta es estar calmado.

Un perro potencialmente peligroso es… cualquier perro. Todo perro podría ser peligroso. Y también son potencialmente cariñosos. Y potencialmente educados. Y potencialmente nerviosos. En potencia, lo son todo. Igual que los humanos. Y nosotros vamos sin correa, y eso que nos hace mucha falta.

Bajo mi responsabilidad está la educación y la felicidad de una pequeña Staffordshire Bull Terrier. Todos me decían que sería una perra problemática debido a su raza, pero yo nunca me eché hacia atrás. Tampoco había tenido perro anteriormente, pero me daba igual. Me encantaba esta raza por varias razones, siendo la principal que cuando jadean, parece que sonríen.

Y fue problemática, sí. Apenas tenía un mes, la pobre buscaba consuelo constantemente de enana. Luego, tenía muchísima energía y no podía salir de casa hasta que tuviera sus vacunas. También me llenaba de mordiscos a la hora de jugar. Y yo me desesperaba, porque creía que tener perro era algo más sencillo, hasta que pensé: ¿será por la raza?

¿Serían sus advertencias verdad?

Entonces pude empezar a pasearla, y me encontré con cientos de dueños de perros con los que me paraba a charlar. Y había de todo. Desde pequeños pomerania ariscos y feroces hasta pitbulls que eran una monada. Los había que mordían todos los muebles, y los que nunca hacían nada en casa. Los había que mordían a sus dueños jugando, y los había vagos que ni se levantaban.

Los había de todo tipo. Mi perra era distinta. No mordía muebles, aunque a veces mi mano sí. Pero nunca con la intención de hacer daño, ya que en cuanto pegaba yo un pequeño grito, agachaba la cabeza y venía a darme lametones. Y sí, me tocó con más energía de la prometida, pero comparado con un perro de aguas vecino, ésta parece una vaga.

No era cosa de su raza, era por su condición de perra. Yo bastante daño le había hecho ya al separarla de su familia, de su manada. Ahora debía convertirme en un líder para ella, guiarla y protegerla.

Tiene unas patas delanteras bastante definidas. Será muy veloz. Y una mandíbula con la que agarra las cosas con mucha fuerza, aunque no demasiada, pues se le están cayendo los dientes. ¿Y eso la hace peligrosa?

¿Quién tiene más peligro? ¿Un buen hombre que mide dos metros y medio de alto y apenas es un granjero en un remoto pueblo, o un pequeño hombrecillo acomplejado que es general de un ejército?

A simple vista, el primero. Pero realmente…

La solución no es controlar el perro hasta oprimirlo, sino en controlar al dueño. Porque que cuatro kinkis hayan educado a sus perros a palos y los hayan usado para peleas y dar miedo en sus barrios, ¿quiere decir que todos los perros vayan a ser así?

Los perros son peligrosos, claro que sí. Son animales salvajes que con el tiempo hemos ido domesticando. A menos que sepamos controlarlos, no deberíamos dejar a ninguno ir por ahí a sus anchas ni darle todos los caprichos que quiera. Poca gente sabe educar, y mucho menos tener la paciencia para hacerlo. Yo he tenido que aprender a ser paciente, y sigo aprendiendo cada día más.

Un chihuahua es más agresivo que un pitbull. El mordisco del pitbull te podría matar, mientras que el del chihuahua sólo hacer una herida. Pero… ¿eso qué quiere decir? Que si no entrenas al pitbull para ser agresivo, no tiene por qué serlo.

Hace poco bajé a mi perrita a dar un paseo. Fue rodeada por varios chihuahuas. En un principio pensé que iban a jugar con ella, cuando me di cuenta de que se pusieron a morderle en las patas, escondiéndose mi perra en mí con el rabo entre las patas, temiendo a unos perros a los que doblaba en tamaño. Tuve que espantarlos para que nos dejasen tranquilos.

Y no era la primera vez que la mordían. Ya lo han hecho otros dos o tres perros, y ninguno de una raza considerada ppp. No, estos perros hasta ahora han sido quienes más han jugado con ella y quienes más diversión la han traído. ¿Los demás? La mayoría unos antisociales.

Lo bueno de tener un perro al que llaman peligroso es que te advierten para que lo socialices. Y una vez lo haces, tienes un perro que es un amor. Pero hoy en día nadie socializa a sus perros, sin importarles su felicidad. Ves a la gente que cruza la carretera o cambia de acera con tal de que su perro no se salude con el tuyo. Y así sólo crean a perros acomplejados e inseguros, que a la mínima te muerden.

Sin embargo, advertidos, los de los perros ppp no son así. Son más simpáticos, más amistosos, más sociables, porque se involucran aún más en la educación de sus perros gracias a las advertencias. No hay mal que por bien no venga.

Y todo para que luego venga el típico macarra de turno a tratarlo a palos y así que cojan mala fama.

Son más “peligrosos” que el resto porque tienen más velocidad y fuerza. Y porque los han entrenado toda su vida para cazar, peleas y morder a la gente. Pero no deberían ser excluidos. No deberían ir todos con bozal y correa en un parque donde deberían estar jugando. No deberían estar controlados como si fuesen presos. Si ya han cometido algún “delito”, entiendo que se les obligue, ¿pero sólo por su condición? Por favor…

En todo el artículo me he esforzado por dar mi opinión de que es el dueño quien entrena mal al perro. En todo el artículo me he esforzado por hacer ver que es el humano quien les enseña mal. Pero también está en la naturaleza del perro ser territorial, ser un poco agresivo para proteger lo que es suyo, atacar para defenderse. Por supuesto que sí. Si todos fuesen sumisos, ¿qué posibilidades de supervivencia tendrían?

Pero, sobre todo, siguen a un alfa. Un líder calmado que los conduce a su supervivencia. Si no tienen a uno, ellos se convierten, por necesidad, en el alfa. Ahora, si el alfa es un inestable emocional, ¿cómo va a ser el perro…?

¿Y quién es su líder en las manadas de nuestra sociedad?