Y ahora vamos con Enemigos de lo Ajeno.

La primera canción del disco, y la primera canción que me aprendí en mi vida. Esa sensación de estar con la persona a la que amas, aunque sea a miles de kilómetros, y esa sensación que te hace contemplar las maravillas de la creación, el Paraíso y el Infierno en un mero instante, ya sea en un beso, o en un abrazo, con los ojos cerrados, dejándote llevar por esa persona que está a tu lado y que te ama tanto como tú a ella.
Me encanta la intro, es un sonido único y especial.

¡Y la canción más insignia de El Último de la Fila!

«Si lloré ante tu puerta, de nada sirvió. Barras de bar, vertederos de amor, os enseñé mi trocito peor. […] Dame mi alma y déjame en paz. Quiero intentar no volver a caer»

Yo considero que la canción va en un avance de acontecimientos. Empieza estando destrozado por la mujer a la que amó, pero, finalmente, quiere recuperar su alma, y se siente dispuesto a superarlo, a olvidarla, a seguir adelante. Por ello, «Me siento hoy como un halcón llamado a las filas de la Insurrección». Un halcón, primero, dudoso, herido por las flechas de la incertidumbre, pero luego capaz de volver a alzar el vuelo, de rebelarse contra aquel amor que le hizo tanto sufrir.

Aunque ahora he de decir que el significado que le daba Manolo era distinto, porque se estaba refiriendo a la discográfica que les explotaba constantemente. Pero como yo soy un romántico, le tengo que sacar ese significado amoroso a la canción.

La seguiría «Mi Patria en mis Zapatos», otra gran canción con toques arabescos, muy profunda y filosófica. «Hablar donde las palabras mueren, mis ojos llegan más allá. Soñar, trabajo de dioses. Luna, vuela y hazme a mí volar»
Vaya a donde vaya, no tiene patria más allá que el suelo que pisa.

Y olé. La canción que más me instó comprarme una guitarra y aprender a tocarla. El día en que haga un cover de Aviones Plateados sentiré un auténtico orgasmo de placer en mi alma.
La canción más flamenca que tienen, sin duda. Y además, incluso con eso, mantienen el toque rock que los distingue.
Me parece una de las canciones que más los identifica.
La he cantado dos veces en un karaoke en mi ciudad. La primera vez el público me aplaudió motivado, gritándome: «Tú sí que vales», levantándome la moral. La segunda vez, tres aplausos o así… >.>
Pero, bueh, canto como el culo, hay que admitirlo, sólo que me puse a bailar y a sonreír y a mirar al público en vez de a la pantalla con la letra. Tengo mi encanto.
Adoro el cante final.

«Zorro Veloz», otra canción realmente romántica. «Espérame, dime que eres tú. Espejismos de atardecer, ¿fue verdad o me lo imaginé?»

Ese contacto con la naturaleza, esa visión de lo que parece una ninfa, o una anjana, como se diría en mi tierra. Ese misticismo de otras culturas, «recuerdos de anteriores vidas». Otra canción, sin duda alguna, romántica. Y quien lo dude, que lea algún poema de Bécquer, como por ejemplo:

LX:
Cendal flotante de leve bruma,
rizada cinta de blanca espuma,
rumor sonoro
de arpa de oro,
beso del aura, onda de luz,
eso eres tú.

Tú, sombra aérea, que cuantas veces
voy a tocarte te desvaneces.
¡Como la llama, como el sonido,
como la niebla, como el gemido
del lago azul!

En mar sin playas onda sonante,
en el vacío cometa errante,
largo lamento
del ronco viento,
ansia perpetua de algo mejor,
eso soy yo.

¡Yo, que a tus ojos en mi agonía
los ojos vuelvo de noche y día;
yo, que incansable corro y demente
tras una sombra, tras la hija ardiente
de una visión!

O mi favorito:
Rima XI:

—Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?

—No es a ti, no.

—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro:
puedo brindarte dichas sin fin,
yo de ternuras guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?

– No, no es a ti.

—Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.

– ¡Oh, ven, ven tú!

Ah, ¿cuántas veces las palabras son insuficientes para expresar lo que se siente? «Palabras que son cansancio, pero yo te prometo inventar un lenguaje nuevo para ti»
¡El lenguaje del amor no necesita palabras!
La canción trata sobre la soledad del mundo y de él.
«La gran pesadilla es despertar cuando no se tiene otro lugar más allá de los propios sueños»
Qué gran verdad…
Me gusta mucho el dúo que hace con Miguel Ríos, sobre todo la manera que tiene Manolo de destacar en el estribillo final. Cada uno con su propio estilo, con su propio toque. Uno más flamenco, arabesco, y otro más rockero.

«Soy un Accidente», una grandiosa canción basada en mitos. «Busco una orilla extraña, pero yo no soy Ulises. Que nadie me ate cuando las sirenas canten. […] Tú eres el fuego, yo la zarza que no se consume (Dios)»
La única que no entiendo es: «Y cuando vuelva el guardián del universo a pedir cuentas, devolveré el trigo a su dueño», si alguien que lo lea y lo entienda me lo aclara… toushé.

La canción es magnífica. Mucha metáfora para describir la inquietud, la soledad que siente. Lo perdido que se halla. Me recuerda mucho a otro poema de Bécquer,

Rima XLI:

Tú eras el huracán, y yo la alta
torre que desafía su poder.
¡Tenías que estrellarte o que abatirme…!
¡No pudo ser!

Tú eras el océano; y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén.
¡Tenías que romperte o que arrancarme…!
¡No pudo ser!

Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque…
¡No pudo ser!

Y llegamos a «Los ángeles no tienen hélices», una gran canción que habla sobre el sexo entre dos personas que seguramente no se amen, pero que disfrutan la una de la otra, hasta que ella se da cuenta de que no pueden seguir siendo felices de esa manera, abandonándolo.
Y mi, seguramente, segunda canción favorita:

«Tan lejos los recuerdos de días felices y extraños…»

Brillante, asombrosa, inigualable. Profunda y melancólica. Sin palabras.

Me encanta también esta versión en directo:


La música, la voz de Manolo… Pero, en fin, pocas canciones de ellos no me gustan.

Y, finalmente, llegamos a «¿Para qué sirve una hormiga?», una canción con mucho ritmo con la que me encanta amanecer.

«Su hatillo contenía una sola riqueza…»

Una hormiga, que puede ser algo insignificante, en verdad es necesario para mantener toda una sociedad.
Otro disco que indiscutiblemente es una verdadera obra maestra de este grupo. Denotan una sensibilidad y una profundidad impropias de mortales corrientes. Por ello es que serán recordados desde ayer, durante hoy, y hasta el fin.

Parte 3

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